Los usuarios de navegadores se las prometían muy felices cuando Google presentó Chrome, su propia versión de programa para acceder a la red que prometía ser más fiable, ligero y rápido que Internet Explorer y Mozilla Firefox. No tardó en notarse como los usuarios empezaron a descargar e instalar el nuevo navegador, al principio por curiosidad, y más tarde para utilizarlo como programa principal debido a que sí era más rápido que el resto.
No obstante, parece que la fama de Chrome y la cantidad de aplicaciones que se pueden añadir para funcionar como complemento están haciendo que las prestaciones del navegador empiecen a resentirse.
No son pocos los usuarios de Google Chrome que se quejan de frecuentes problemas, como ralentización o ventanas emergentes que anuncian que las páginas no cargan adecuadamente, así como plugins que tienen demasiados más fallos de los que les gustaría.
¿Está convirtiéndose Google Chrome en el nuevo Internet Explorer? Solo el tiempo lo dirá. Aunque lo cierto es que los usuarios empiezan a volver a pasarse a Firefox casi a la misma velocidad con la qeu se pasaron al navegador de Chrome.